20081103

El dios careraja: Yayo

Muchos deben haber escuchado de este personaje y sus andanzas, pero a la gente que no le conoce, tengo que presentárselo.

Yayo, un humorista que trabajaba en Videomuch (actualmente Showmuch), es alguien muy especial, pero ¿qué es lo que lo vuelve careraja?, eso es algo muy simple. En el show que monta este personaje, que en el caso de Videomuch son cámaras indiscretas, hace gala de todo su talento retórico al momento de expresarse.

En sus intervenciones generalmente comienza con un bajo perfil para no levantar sospecha alguna. Así, ya sea para contar un chiste, tirar un piropo o incluso cantar con su grupo El cuarteto obrero, es algo que pasa desapercibido hasta que comienza la acción.

Con bromas inofensivas o letras poéticas, este personaje seduce a la víctima de la cámara indiscreta, que siempre resulta ser una modelo novata a la cuál le ofrecen hacer un casting para animar un programa. Así, mientras la diva se cree los 5 minutos de fama, comienza lo peor. Con una velocidad inigualable y una seriedad que casi nadie posee, esta persona es capaz de llenar el final de un chiste o de una canción con miles de garabatos, sin que la modelo tenga oportunidad de reaccionar.

Así, tras terminar la canción, le toca recibir las quejas de la víctima. Él, con una mente fría, al recibir la reprimenda, replica con una calma impresionante e incluso es capaz de seguir la joda un rato más, sin perder el control de la situación. De esta forma, podemos apreciar el poder de este personaje, que tras decir tanta chuchada junta, se queda como si nada.

Si no me creen, véalo UD mismo:

Que puta Barata



Vení, vení, vení



Amor a primera vista



Chistes de Yayo





Piropos de Yayo



Existen más, pero no terminaría nunca. Búscalos en el youtube más cercano

20081022

Videos corta venas

Si creían que esta dimensión era puro webeo se equivocaron, también tenemos nuestro lado depresivo. Para los que lo pateó la polola o se les murió la mascota, les dejo unos cuantos videos para que no tengan que forzar las lágrimas.

Kiwi!



Doll Face



Demasiado Tarde



Spot más triste del mundo

nota: Si esto no te da pena, no tienes corazón



Gracias a Jenny por el último. Si alguien muere de pena, no me hago responsable (De hecho quizás me ría con la guata a dos manos).

20081021

Eso es reporteo en terreno

Un verdadero periodista puede captar la emotividad y la seriedad del momento e incluso dejar el contexto informativo por sobre todo lo demás. Aquí, el entrevistado estaba tan metido con la entrevista que olvidó el resto. Ese si es un buen tata chileno.



¡Tata bajame!

20081020

Súper sacadas de chucha

Por que amamos ver al otro revolcándose en dolor y no podemos parar de reír al presenciar su desplome, les traigo un compilado con unas cuantas caídas brutales de ayer y hoy.

Nota: Ríete con ganas, mañana puede pasarte a ti.

Un clásico, Edgar se cae.





Caidas en trampolín





Caída en escalera mecánica



Spiderman se cae



Caida viva el metal



Borracho de hocico



Afro Ninja



Skater pasa cagando

Tito Pito (Desde la ultratumba)

Fumar mariguana de vez en cuando llega a ser algo normal, incluso terapéutico (para los que la hierba les es solo un placer culpable). Ahora, siempre hay un límite que rompe el deseo y cantarle a la mariguana es uno de ellos. Directo desde la ultratumba, les traigo a Tito Pito y su oda a la weed.



brígido...

20081019

Galería de Superhéroes Chilenos

¿Creías que Mirageman era el único que existía?, bueno te equivocaste. En nuestro microuniverso tercermundista, donde la esperanza desaparece constantemente y algunos iluminados creen tener la razón, surgen estos personajillos a salvar el día.

1. El Shinobi Shileno

Cuando las fuerzas de la lucha libre irrumpen con sus mallas y cuerpos aceitados, emerge este poderoso guerrero de lo más profundo del mundo bizarro para defender a todos los que necesitan reírse de alguien.



2. El Chuña

Muy conocido entre la cultura criolla. El paladín del copete, el icono de los borrachos de pueblo, el indiscutible guerrero del alcohol, con udes el poderoso Chuña.



3. Misilo el Máximo

Cerca del 2004 nace este flash, donde un robot se dedicaba a hacer justicia a su manera. Muchas explosiones y muertes por doquier son el sazón de Misilo, el robot justiciero.



4. Roberto Manfinfla

El único que usa la paja para justificar su lucha. Solo a él le da paja combatir a los malos, y bueno, ese es su superpoder, ser pajero.



5. Súper Taldo

El maestro de los tics, el que defiende la escritura y lo único que le gusta de ella es escribir. Bajo su grito de guerra ¡pico conchetumare!, se enfrenta con sus rivales a la velocidad de un impulso nervioso.





6. Rosa Espinoza

Una dama que embestida con su erudición, deleita nuestros tímpanos con un rosario de improperios lanzados a velocidad estratosférica. Además se dice que se hizo Jedi, aquí les va el video que prueba eso.





7. Súper hincha del Colo

Su estilo no tiene nombre, simplemente un académico de la lengua. Ahí quedaste Saussure.



8. Choro Mota

Eso pasa cuando webean demasiado a un tipo para que pelee, 2 combos en el hocico y a dormir.



9. Chocman

¿Quién no comió chocman cuando pendex?, bueno, entonces les pregunto ¿Se acuerdan de este superhéroe?



10. Lanza internacional

¿Qué vino chileno?, si como país exportamos pura calidad delictual. ¿No me cree? Observe a este superhéroe contando su modus operandi.



Muchos de ellos supongo que los han visto, pero siempre se escapa alguno. Igualmente vean que tenemos harto superhéroe merodeando por allí.

20081018

Un pacto justo



Recuerdo esos días de octavo básico en el colegio. La mala suerte de ser colegio de hombres, producía en nuestra comunidad la escasez de relaciones con las féminas. De ese modo un compañerito, de cuyo nombre no quiero acordarme, tuvo la brillante idea de visualizar un negocio que le traería muchos ingresos y de pasada le ayudaría a sus semejantes a estudiar anatomía femenina.

Así, este joven emprendedor se consiguió, con algunos contactos truchos, revistas con un alto contenido visual que transgredían las buenas costumbres y en el caso de nuestra institución educacional, la moral que la iglesia nos imponía. Pero, ante todo lo malo que conllevaba hacer uso de esas revistas de grueso calibre, para los del curso era un juego de niños (o play boy en ingles).

De este modo, el negocio de mi compañero de curso obtuvo grandes ganancias de los que acudían a por un remedio a su acumulación de stress (el que expulsaban enérgicamente en sus piezas o en el baño). Pero los grandes ingresos de dinero que para alguno sería sucio, no durarían mucho tiempo.

Un día otro compañero, a falta de dinero, agarró una de las maliciosas revistas y huyó por la sala. Mi compañero emprendedor, viendo una que una de sus mercancías no era retribuida de forma justa, salió en defensa de su propiedad usurpada y le persiguió. En la persecución a gran velocidad, el ladronzuelo movió la mesa donde estaba la mochila con toda la mercancía. Acto seguido, el material se desparramó por el suelo, el problema es que justo en ese instante se abalanzaba una sombra maligna.

Los dos rufianes intentaron camuflar la escena, pero ya era tarde. El inspector de turno había arribado con la clara intención de eliminar alumnos traviesos. Al percatarse de la existencia de las revistas llamativas, procedió a requisarlas. En ese momento mi comerciante compañero salió a excusarse: “No, esas revistas no son mías, son de un amigo que me las pasó”. Mientras el curso entero observaba la escena, esperando que se lo llevaran, el inspector dio la última palabra: “Bien, ante lo que ocurrió acá lo voy a dejar pasar, pero las revistas las confisco”.

Así el inspector salio con una sonrisa de oreja a oreja con el lote de revistas bajo el brazo. Nosotros rápidamente nos reímos del comerciante que le habían incautado la mercancía. Después de las risas, nos pusimos a filosofar sobre que estaría haciendo el inspector en su oficina. Quizás fue a botar stress, ¿Quién sabe?, pero eso no quita que sea un careraja.

El alcohol te hace atacar


Ya muchos conocen los alcances que tiene este brebaje en las funciones sicomotoras de nuestros cerebros. Todos han tenido este tipo de experiencias, yo contaré la mía.

Hace mucho tiempo en una comuna, de cuyo nombre no quiero acordarme, yo visitaba a un amigo que se encontraba festejando su cumpleaños. Como es bien sabido en estas fiestas no falta la bebida, y esta no era la excepción.

Después de hacer vida social con la gente que jamás había visto en mi vida, y que hasta ahora no he vuelto a ver (de hecho todavía me cuestiono si fueron ilusiones producidas por el ron), me percataba de que ya había ingerido mucho elixir etílico, por lo cual, procedía a retirarme de la presencia de mis nuevos “amigos”. Al escapar del vicio, algo mareado y torpe, revisé el celular para verificar si todavía era de noche. Cuando observé la hora, me di cuenta que tenía que marcar tarjeta o mi viejo me esperaría con un palo de dos metros para recordarme la falta cometida.

Así procedí a hacer el contacto con mi padre, alrededor de las 4:30. Cuando contestó, yo perdí esa sensación del alcoholismo (forzando a mi hígado a trabajar más), para hablarle en un seudo español, que la mejor opción era quedarme allá. Entre ese intento por forjar palabras medianamente comprensibles para un ser humano, yo con el teléfono en mano, deambulaba sin rumbo alrededor de la casa de mi amigo (quizás eran los nervios los que me hacían caminar), de cualquier forma, no fue algo inteligente de mi parte.

A la deriva, mientras hablaba con mi papá, la marea me llevó hacía la pieza de la mamá de mi amigo. Yo sin darme cuenta entré y salí, concentrado siempre en la conversación. Al salir de su habitación, ya despidiéndome de mi viejo (que por suerte estaba muy cansado para darme color), me encuentro cara a cara con la mamá de mí amigo. Ella enojada me dice: “Oie patudo, que haces entrando en mi pieza. Ni siquiera me conoces” y yo, como un caballero bajo la influencia del alcohol, solo atiné a decirle: “Bueno, con unas piscolas nos podemos conocer”.

Al meditar un momento lo que dije, con la poca conciencia que me quedaba, me percaté de la estupidez que había hecho. Pero ya era tarde, miré hacía atrás y todos esos nuevos “amigos” que había conocido habían escuchado la extraña declaración. En medio de las carcajadas, me sumergí en la pieza de mi colega y me quedé allí hasta el otro día.

A la mañana siguiente, la mamá nos trajo tortita y todos comieron felices de la vida, menos yo, que cuando la mamá me pasó la torta me dijo: “¿Cómo durmió mi pretendiente?”. Para declararme de esa forma, hay que ser muy careraja.